
Experiencia rompedora. Akiro, la barra, sí la barra que distingue el restaurante más reciente de Luis Arévalo en Madrid, deja atrás cualquier clase de convencionalismo. Se accede según se llega, sin reserva. Las peticiones se marcan en un listado con un simple lápiz y, lo mejor, el equipo de cocina te atiende individualmente, elaborando sus platos ante tus propios ojos. Sorpresas gourmet para mentes abiertas.
Confirmamos lo más fundamental del nuevo concepto: se trata de sorpresas gourmet del tipo “sushi fusión latino”, vivaces, elegantes, exquisitas y bellas, tremendamente bellas, con la firma del Cocinero que ya impulsa Gaman como referente en Madrid del estilo Nikkei, ese combinado perfecto de Japón y Perú en los fogones.

Akiro va más allá del concepto Nikkei dando protagonismo a los ingredientes tropicales, para potenciar así los placeres de cada bocado. Ese extra de satisfacciones se disfruta tanto en los rollitos distintivos de Akiro, los “nikkei hand roll”, como en los nigiris o en los langostinos en tempura que hemos probado en nuestro almuerzo.

Es una fiesta total para los sentidos que se disfruta en una barra de gran longitud que regala intimidad aunque estemos rodeados de la clientela multinacional dominante en esta zona noble de Madrid, en plena esquina de las calles Hermosilla y Núñez de Balboa.
Nuestro almuerzo de… descubrimiento en uno de esos días tórridos del verano en la capital, con cerca de 39 grados a la sombra, nos ha dado un alegrón inmenso.
Hemos disfrutado, por un lado, de un concepto innovador que regala platos supremos y hemos salido, por otro lado, con la satisfacción de recibir una atención personalizada, como defiende Luis Arévalo, el especialista número 1 en el mundo gourmet con sello Nikkei.
Todo ha sido muy sencillo: ocupar el espacio correspondiente en la barra de Akiro, elegir las propuestas en una carta bien explicada y corta, marcar las cantidades deseadas con lápiz, consultar algunos platos con el personal de sala y… subir hasta las estrellas.
Hemos ido a lo seguro: tempura de langostinos con salsa de la casa, 8 euros, refrescante y exquisito: nigiris de calamar flameado con mantequilla de miso y huevo deshidratado, 4 euros la unidad; nigiris de salmón flameado con ají amarillo y “chalaquita” de cebolla roja, es decir, salsa elaborada con esa misma cebolla, tomate, ají y cilantro, además de limón, también a 4 euros la unidad. En una primera aproximación.
El fin de fiesta ha llegado con los “hand rolls” especialidad de la casa, con 2 monumentos para los sentidos: hand roll de cangrejo con mayonesa de yuzu y rocoto, un fruto picante de una planta herbácea americana, además de migas de tempura y aguacate, 7 euros la unidad; y hand roll de toro de atún con cebolleta y migas de panko, 6 euros.
Aún tenemos todas esas provocaciones exquisitas en la cabeza, Emociones puras, disfrutadas intensamente, que se han redondeado con una cuenta final super comedida: algo más de 55 euros. Aún más brillante si se valora: local de moda, emplazamiento en Madrid y atención del equipo de sala.
Akido tiene la fórmula del éxito: originalidad y calidad, claves para cautivar las mentes abiertas que Luis Arévalo ha reunido desde su aterrizaje en Madrid hace ya años. Su restaurante más reciente es un destino gourmet imprescindible en la capital, muy alejado de experimentos aparatosos pero sin el menor contenido gourmet. Volveremos muchas veces.
UNA EXCEPCIÓN PARA COMENZAR
Os he comentado que todos los platos de Akiro, los hand roll y los nigiris se hacen ante tus ojos, pero hay excepciones,… y gloriosas. Nuestro almuerzo en esa barra inacabable ha arrancado con un cuenco, sí, un cuenco de langostinos en tempura acompañados de salsa de la casa y de hojas verdes especialmente jugosas.
Primer aplauso por el contraste entre caliente y frío, los langostinos recién hechos, con su toque templado, brillan frente a la salsa y el acompañamiento vegetal, servidos a temperatura ambiente.

Es el preámbulo para enamorarse de unos langostinos cargados de toques marinos, bien potenciados por una salsa delicada con toques enérgicos. Plato veraniego, repleto de detalles refrescantes. Majestuoso.
MUY CERCA DE LA GLORIA
Los nigiris de Akiro, con todo el arte de Luis Arévalo, te conducen hasta… el éxtasis, o algo muy parecido. Hemos probado el más exótico y el más clásico: calamar flameado con mantequilla de miso, por un lado, y salmón flameado con ají amarillo, por otro.

Escándalo en el olfato y en el paladar. Son bocados de una delicadeza excepcional, con más energía en el caso del salmón y con un nivel supremo de elegancia en la pieza con calamar, que atesora toda la esencia del mar. Casi imposible situar una propuesta por delante de otra. Muy, pero que muy cerca del 10 absoluto.

La perfección estética del nigiri y la nota cálida del flameado, que se realiza segundos antes de presentar el plato en la barra, redondean una experiencia que emociona a cada comensal.
ROLLOS HECHOS A MANO, QUÉ BUEN ROLLO
El montaje de estos rollos, descubierto al observar por encima de la barra de Akiro, impresiona por la precisión de maniobras de los diferentes cocineros o… “sushiman?”. Es un ejercicio milimétrico y, al mismo tiempo, apasionado, como se comprueba desde el primer bocado.
La delicadeza es la marca de la casa para los 2 hand roll que hemos elegido. Uno de toro, de atún, con cebolleta y migas de panko; el otro de cangrejo con mayonesa de yuzu, el cítrico japonés cercano a un limón dulce, con rocoto, el toque picante, con cmigas de tempura y con aguacate, ambos ponen “los pelos como escarpias” desde el primer bocado.
El crujiente finísimo del alga flameada que envuelve cada pieza es mágico. Pero hay más, el toro dispara todo su poderío marino en el contraste con la cebolleta. Genial. La emoción en el paladar te lleva a prolongar cada bocado hasta el infinito, a saborear cada nota hasta el último segundo.


El rollo de cangrejo ofrece un toque más enérgico en el paladar, un extra de consistencia que respeta, eso sí, la delicadeza de un cangrejo especialmente sutil. Materializa un soplo de brisa marina.
Hubiéramos pedido toda la carta de hand roll tras estos instantes de emoción… pero había que limitarse para una tarde de trabajo.
Ambos ejemplos del trabajo de referencia en Akiro nos han confirmado el nivel gourmet del restaurante y de sus propuestas estelares.
Akiro es un acierto gourmet, un lugar de plena confianza, capaz de combinar producto de calidad con servicio eficiente y precios terrenales, nada descabellados. La propuesta más reciente de Luis Arévalo ya marca tendencia en Madrid y abre una línea de futuro muy prometedora, como corresponde a un restaurante honesto por los 4 costados.
