Otra dimensión de la cerveza, la dimensión gourmet. Va más allá de texturas, de aromas o de sabores, para alcanzar una primera cumbre con… la copa de cerámica, una proeza artesanal en forma de cáliz, que es imprescindible para saborear intensamente la cerveza Waterloo, elaborada desde 1455 y clave en la victoria conseguida por la coalición europea ante Napoleón en 1815.
En todo Málaga solo hay un refugio para disfrutar de estas descargas de emoción… con espuma: el Atelier Brasserie de Guy Franckx, en Sabinillas, a menos de 100 metros de una de las playas más atractivas del Sur.
Un par de visitas a esta embajada de la gran cocina belga, escuela base de la potencia gourmet malagueña desde la década de los 70, nos ha familiarizado con la forma de entender la cerveza de un país líder en un capítulo siempre relevante.
Bélgica cuida a sus especialistas en este sector: artesanos que miman sus productos cerveceros desde los ingredientes básicos hasta la presentación definitiva, como corresponde a un tesoro nacional.
Hemos probado cervezas singulares como: La Corne, con 10 grados de alcohol, que se degusta en un cuerno apoyado en un pequeño trípode metálico, o la Chouffe Cherry, toda una oleada de dulzor… cervecero gracias a sus notas de cereza.
La lista de sorpresas se ha completado con joyas repletas de energía y, al mismo tiempo, de delicadeza. Nuestro repaso se ha completado con propuestas emblemáticas: Tripel D’Anvers, potente pero nada agresiva; Chimay Bleue, un verdadero “directo a la mandíbula”; Maredsous, con su sello alcohólico inconfundible; o Tripel Karmelier, la “Triple Carmelita”, también definido como “pan de cerveza”, ya que combina trigo, cebada y avena.
El repaso de propuestas cerveceras supremas de Guy Franckx en su Brasserie Atelier con otro clásico del mercado belga: Leffe Brune, formulada en 1240 por los canónigos mostenses de la Abadía de Nuestra Señora de Leffe, aunque ahora se elabora por Stella Artois en Lovaina, muy cerca de la universidad más antigua de Europa.
El toque final de Guy Franckx en este despliegue de orgullo cervecero de Bélgica ha llegado en forma de postre con: chocolate belga, nata y… cerveza Stella Artois. Un lujo de sutilidad en el paladar logrado al combinar el dulce comedido de un gran chocolate, la elegancia de la mejor nata y la fuerza de la cerveza Stella Artois. Sensacional.
CERVEZAS NOBLES EN COPAS NOBLES
Las notas gourmet ofrecidas por estas cervezas son aún más emocionantes por la presentación exquisita de todas las especialidades.
El Atelier Brasserie de Sabinillas atesora cada una de las copas exclusivas de estas especialidades. La copa de balón de la cerveza Chouffe Cherry va grabada, sin ir más lejos, con la silueta de la ciudad de origen, el “skyline” de Acchoufe, y con la imagen del enanito, casi de Blancanieves, que distingue a esta empresa familiar desde siempre.
Ya os hemos contado que la cerveza La Corne se disfruta en toda su intensidad bebiendo de un cuerno, homenaje directo a su nombre, que se deposita sobre cualquier mesa gracias a un trípode metálico. Es un cuerno casi original, que impone a quien se lo acerca a los labios.
La cerveza Waterloo libera toda su magia en una copa de cerámica con forma de cáliz y un tamaño considerable, mientras que el postre para nuestro almuerzo ha llegado en unos vasos elegantes sellados con el distintivo de Stella Artois. Supremo.
Hemos disfrutado con esta exhibición de Cerveza, así con todas laletras, que es una de las banderas gourmet de toda una nación.
Guy Franckx y el equipo completo de Atelier Brasserie hacen los honores a una bebida mágica, siempre con una historia a sus espaldas que posiciones cada jornada frente a cervezas industriales.
