Dominik Hernando Frenkler
Docente en CESUR
Desde hace años he aprendido que en la gastronomía la calidad de los ingredientes marca la diferencia, define la experiencia sensorial y la salud de quienes disfrutan nuestros platos.
Como docente y chef, uno de los mantras que siempre intento transmitir a mis alumnos es que cuando contamos con productos excepcionales, como la miel de caña de la marca Miel de la Torre y las nueces de Nutino by Exelnut, debemos cuidarlos al máximo.
Es un respeto hacia el trabajo de quienes los producen, hacia nuestro propio arte culinario y, por supuesto, hacia quienes serán los beneficiados por nuestras creaciones.
Hace poco tuve la oportunidad de preparar un postre especial en la Décima Cumbre de Grupo de All Stars en Fuengirola, un evento que reunió a profesionales del sector y amantes de la buena gastronomía.
La propuesta fue un postre de crema de queso con nueces, acompañado de una arena de nueces de caramelo salado, perlas de miel de caña y miel de caña natural.
Esta creación no solo fue un homenaje a la tradición y la innovación, sino también una demostración de cómo ingredientes de primera calidad transforman cualquier plato en una experiencia única.
La miel de caña de Miel de la Torre, con su origen que se remonta a 1725, y que se produce en Frigiliana mediante un proceso ancestral, aporta mucho más que dulzura. Es un superalimento natural, rico en vitamina B, minerales como potasio, calcio, magnesio y hierro, y en carbohidratos que nos brindan energía. Su color oscuro indica una mayor concentración de nutrientes, resultado de un proceso de evaporación que intensifica sus propiedades.
Al usarla en mi postre, no solo aporté un toque de sabor profundo y natural, sino que también añadí un ingrediente con beneficios para la salud, que ayuda a sustituir azúcares menos naturales y aporta nutrientes esenciales.
Nutino by Exelnut
Por otro lado, las nueces de Nutino by Exelnut representan la perfección en cuanto a sabor y beneficios para la salud.
La historia de esta marca, fundada en 2014 por Brigitte Leblanc y Yucel Karaman, refleja un compromiso profundo con la calidad, la sostenibilidad y la tradición. La producción de nueces en Portugal, en el valle de Aravil, se realiza con métodos tradicionales y sostenibles, respetando la biodiversidad y cuidando la salud del suelo y de los trabajadores.
Como resultado, nueces con un sabor auténtico, que conservan todas sus propiedades nutritivas, ideales para complementar cualquier creación culinaria.
Las nueces aportan un sabor delicioso, una textura crujiente y ofrecen múltiples beneficios para la salud. Son protectoras del cerebro: mejoran la memoria, la función cognitiva, reducen la ansiedad y previenen la demencia gracias a agentes neuroprotectores como vitaminas E y B9, melatonina y polifenoles antioxidantes.
Incorporarlas en mis platos es una manera de fusionar placer y bienestar, lo cual considero fundamental en la gastronomía moderna. Cuidar estos productos de altísima calidad es, en definitiva, un acto de respeto y compromiso con la salud y la tradición.
Cuando trabajo con ingredientes como la miel de caña de Miel de la Torre y las nueces de Nutino by Exelnut, mi objetivo es mantener su integridad, respetar su proceso de elaboración y aprovechar al máximo sus propiedades. Solo así, puedo ofrecer a mis alumnos platos que sean deliciosos, nutritivos y responsables tanto con la salud, como con el medioambiente.
Este postre fue la prueba de que con ingredientes de primera, el resultado puede ser espectacular. La crema de queso, enriquecida con la dulzura natural de la miel de caña, y las nueces de Nutino, con su sabor intenso y beneficios para la salud, se complementaron a la perfección en una armonía de texturas y sabores.
La arena de nueces de caramelo salado y las perlas de miel aportaron un acabado sofisticado y visualmente atractivo, demostrando que la calidad en cada elemento eleva cualquier propuesta culinaria.
En conclusión, trabajar con productos de altísima calidad como los que he mencionado, y cuidarlos con esmero, es la base para crear platos memorables y saludables.
Mi experiencia me ha enseñado que el respeto por los ingredientes enriquece nuestra gastronomía, transmite valores de sostenibilidad, salud y tradición a quienes disfrutan nuestras creaciones. Por eso, siempre recomiendo a mis alumnos y colegas que aprecien y protejan estos tesoros culinarios, porque en ellos reside la verdadera esencia de una buena gastronomía.
